Tolosako Abesbatza Lehiaketa 2020

6 de noviembre de 2021, Tolosa

El León de Oro dirigido por Marco Antonio García de Paz

PROGRAMA

Francisco Guerrero (1528 – 1599)

Ave virgo sanctissima SSATB

Tomás Luis de Victoria (1548 – 1611)

Versa est in luctum SSATTB

Alonso Lobo (1555 – 1617)

Versa est in luctum SSATTB

Tomás Luis de Victoria (España, 1548 – 1611)

Salve Regina SSABar + SATB

 

Francisco Guerrero fue sin discusión el compositor más apreciado en España en sutiempo. Comparte generación y fama con Cristóbal de Morales y Tomás Luis de Victoria,pero, a fecha de su muerte superaba en popularidad a estos. Guerrero destaca por ser quizá elmás variado de los creadores españoles del alto Renacimiento. Es recordado como un importante humanista, viajero y multilingüista, cuando muchos de sus contemporáneoseran lo opuesto. Su música refleja todo ello, además de abarcar la práctica totalidad de losgéneros de música religiosa y profana de su época. Se erigió como gran conocedor del artecontrapuntístico y de la técnica imitativa, llegando a cultivar y experimentar obras de grancomplejidad, incluyendo música policoral. Así mismo, posee grandes dones de expresión yuna sublime invención melódica. Mucha de su música es tan buena como la de cualquierade los grandes de este periodo y quizá la supremacía de otros autores ha eclipsado su imponente figura. Esto hace que su producción en la actualidad no esté todavía lo suficientemente reconocida a nivel mundial.

Fue conocido en vida cómo «El cantor de María» y hemos incluido para abrir esteprograma una de sus obras más devotas hacia la Virgen: el famoso motete Ave virgosanctissima. Cuando uno escucha, por ejemplo, en la melodía que acompaña a las palabras«margarita pretiosa» (perla preciosa) se sorprende de su resultado. El sevillano la presenta de forma imitativa y fácilmente pudiera sonar académica por su construcción matemática,pero el efecto de este pasaje genera una emoción tan intensa e inmediata como cualquierescrito en el ámbito liberal de una pieza secular.

Es muy posible que él pensara que las hermosas líneas textuales que la Virgeninspiró también eran, en cierto sentido, madrigales. Lo mismo podría decirse de casi todaslas frases principales de esta increíble pieza. Nos situamos hoy    ante un auténtico tesoro dela música coral española del siglo XVI.

Ave, Virgo Sanctissima, Dei Mater piissima, Maris stella clarissima, Salve sempergloriosa, margarita preciosa sicut lilium formosa, nitens olens velut rosa.

Ave, Virgen santísima, Madre de Dios, la más piadosa, la más brillante estrelladel mar, salve, siempre gloriosa, perla preciosa, como un lirio hermosa que reluces, que hueles como una  rosa.

Antífona mariana para la Natividad de San Juan Bautista

La segunda misa de Requiem (1605) de Tomás Luis de Victoria fue compuesta a la memoria de la emperatriz María de Austria y Portugal, para la que trabajaba como capellán de las Descalzas Reales de Madrid. Se sospecha que esta es la última de las obras editadasde Victoria, pero no lo podemos afirmar con certeza. La pieza incluye muchos de los momentos más trascendentales y hermosos de la música del Abulensis y él mismo la consideraba su «canto del cisne». Usaremos esta obra capital del Renacimiento como eje vertebrador de este primer bloque. En nuestra propuesta, el genial motete Versa est inluctum pone un color vehemente y apasionado al tránsito hacia el «más allá».

Versa est in luctum cithara mea,

et organum meum in vocem flentium.

Parce mihi, Domine,

nihil enim sunt dies mei.

Mi arpa se ha transformado en luto

y mi órgano en la voz de los que lloran.

Perdóname, Señor,

porque mis días no son nada.

 

La elegíaca obra maestra de Alonso Lobo fue escrita para el servicio fúnebre celebrado para Felipe II en la Catedral de Toledo. Se publicó en el Liber primus missarum(Madrid, 1602) del compositor y aparece con el encabezamiento «Ad exequias Philip. IICathol. Regis Hisp.». Se trata de un motete de un grupo de siete situados a continuación deseis de las Misas de Lobo y descritos «para el canto devoto en la Misa solemne». Es posibleque Versa est in luctum se cantara en la Missa pro defunctis con que concluyó la agendamortuorum celebrada en San Jerónimo el Real, el conjunto monasterial favoritos de Felipe II en Madrid. Allí, el 19 de octubre de 1958, el Arzobispo de Toledo se encargó de presidir la Misa de Requiem del monarca. El orden propuesto del servicio (aún conservado) permitía que se cantara un motete en la Elevación de la Hostia, entre el Sanctus y el Benedictus. Si Lobo se encontraba allí con sus cantantes, parte del séquito habitual del Arzobispo, es más que probable que se cantara su motete.

Versa est in luctum cithara mea,

et organum meum in vocem flentium.

Parce mihi, Domine,

nihil enim sunt dies mei.

Mi arpa se ha transformado en luto

y mi órgano en la voz de los que lloran.

 Perdóname, Señor,

porque mis días no son nada.

 

El motete Salve Regina es otro mundo muy distinto de la música de Tomás Luis de Victoria. La ligereza y la intimidad de la visión apasionada de la muerte dejan paso aquí a la adoración de la comunidad cristiana en su conjunto, una plegaria que tiene comovehículo en este caso una música sólida y de profundísimos cimientos. La Humanidad entera, todos los pueblos y naciones –una globalidad enfatizada por la disposición endoble coro– acuden a la intercesión de la Virgen, Reina y Madre. Victoria utiliza aquí lo mejor de su contrapunto abstracto con base gregoriana en las partes que canta cada coro por separado, pero también demuestra su talento para la composición vertical y para ladisposición efectista de los acordes cuando se unen los dos coros. En la Septima pars, de hecho, subraya la palabra «dulcis» con unas pinceladas de amor devoto de una belleza sin parangón, para luego dar rienda suelta a una serie final de quintas que, a modo de ascensión celeste bruckneriana, parece elevarse sin fin.

Salve, Regina, Mater misericordiae, vita dulcedo, et spes nostira, salve.

Ad te clamamus, exsules filii Hevae, ad te suspiramus,

gementes et flentes, in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra,

illos tuos misericordes oculos ad nos converte;

et Iesum, benedictum fructum ventris tui,

nobis post hoc exilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

Amen.

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.

A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos,

gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro

muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre,

Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María,

Amén.