Programa

Officium defunctorum – Tomás Luis de Victoria (1548-1611)
Lectio secunda
Tedet animam meam Misa Pro Defunctis
Introitus Kyrie Gradual Ofertorio Sanctus Benedictus Agnus Dei Communio
Motete Pro Defunctis
Versa est in luctum Responsorio
Libera me

Versa est in luctum – Alonso Lobo (1555-1617)

Notas al Programa

"Con tales exequias y con tal canto ¡oh Victoria! Te lamentas en los piadosos funerales de nuestra común Señora, que parecen los de Tracio Orfeo en los funerales de Eurídice, o las tristes quejas que con voz lúgubre entona el cisne expirante o el ave Filomena. Vive feliz por largo tiempo, junta laureles a laureles, y sé otro Timoteo en el musical arte del canto, siendo cisne que con alas fébeas te eleves hasta las estrellas y llenando con la realidad de los sucesos el augurio de tu nombre" - Martín Pescenio Hasdale El Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria fue compuesto a la memoria de la emperatriz María de Austria y Portugal, para la que Victoria trabajaba como capellán de las Descalzas Reales de Madrid. Se sospecha que esta es la última de las obras editadas del genio, aunque no su última composición. Con estos datos en mente, bien podemos pensar que se trata de una Misa de Requiem más, pero lo cierto es que el corpus de Victoria nunca estará ni tan siquiera cerca del plano terrestre que habitamos el resto de los mortales. Ya lo adelantaba el poema que presentamos al inicio que le dedicó su colega Martín Pescenio. El Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria incluye muchos de los momentos más trascendentales y hermosos de la música del "Abulensis" e incluso él mismo la consideraba su canto del cisne. Llama la atención la gran presencia del canto llano en esta obra. A lo largo de la misma, se alterna en su forma original, monódica y de ritmo libre, para introducir las nuevas secciones, pero, también es empleado como cantus firmus sobre el que Victoria construye nueva polifonía. En esta misa de difuntos, el empleo de la retórica para resaltar el significado del texto resulta magistral. El abulense consigue sin recurrir a grandes ornamentos ni artificios una música que suena fluida y austera, pero que deja al oyente absolutamente emocionado. “Mi arpa se ha transformado en luto y mi órgano en la voz de los que lloran. Perdóname, Señor, porque mis días no son nada”. Así reza el texto del lamento fúnebre Versa est in luctum que da título a este concierto ya que oiremos dos propuestas para el mismo. En el Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria, el Versa est in luctum construye el camino hacia el corazón de la misa, es una de sus secciones más expresivas por los giros armónicos inesperados y los juegos de voces con que refleja a la perfección la amargura de los versos. Un lamento modesto y sincero en que muchos ven cómo Victoria se rinde ante la evidencia de que a todos nos vamos acercando a nuestra hora final. Por su parte, Alonso Lobo puso música a su Versa est in luctum para ser interpretado en torno los funerales de Felipe II, hermano de María de Austria. El estilo de Lobo en esta puesta en música es quizás algo más moderno que la austera propuesta de Victoria. También realiza el hispalense un maravilloso trabajo retórico al que suma unos ámbitos vocales más amplios y un discurso fluido que da lugar a un lamento luminosamente bello. Ambos motetes son una fantástica muestra del estilo personal de sus autores y gozan de una excepcional calidad e intensidad expresiva. Puro goce estético para dejarnos llevar por este canto del cisne que se eleva con “alas fébeas”. Violeta Rubio