Programa

Los maestros flamencos en la corte española

Philippe Rogier (1561 – 1596)
Regina caeli (SSAT/SATB)

Pierre de Manchicourt (1510 – 1564)
Emendemus in melius (SAATB) Regina caeli (SSATBB)
Osculetur me (SSATBB) Nicolas Payen (1512 – 1559)
Virgo prudentissima (ATTB) Philippe Rogier (1561 – 1596)
Cantantibus organis (SSATTB)

George de La Hèle (1547 -1586)
Missa Praeter rerum seriem (SSAATTBB)
Kyrie
Gloria
Credo
Sanctus
Agnus Dei

Notas al Programa

Las monarquías renacentistas buscaron constantemente legitimar y demostrar su amplio poder, terrenal y espiritual. Las políticas artísticas de la Edad Moderna son extremadamente complejas, con unos discursos de imagen bien definidos que pretendían reforzar la estructura estamental y el dominio absoluto de los monarcas. Una de las muestras de poder más efectivas era la apreciación y la posesión del arte. Así, los Austrias no solo formaron una colección de escultura y pintura sin precedentes y construyeron bellos edificios, sino que se preocuparon también por contar con un grupo de músicos a la altura de las más selectas cortes europeas. Surge así la Capilla Flamenca, la capilla de la corte de los Habsburgo. Sus orígenes se remontan a finales del siglo XV, y prolongaría su existencia hasta bien entrado el siglo XVIII. Fue una de sus instituciones centrales, reflejo de un poder regio que en ese momento se erigía como líder de todo el mundo conocido. Felipe II fue un gran mecenas de la música, durante su reinado España atravesó uno de los mejores momentos musicales de su historia. Heredó de su padre la Capilla Flamenca de Borgoña y la Capilla Coral de Castilla, creada por Isabel la Católica, así como la capilla lusa de su madre, Isabel de Portugal. Siguiendo su política de “Un monarca, un Imperio y una espada”, todas ellas se fusionarían en la Capilla Real Española, que tendría su sede en el Real Alcázar de Madrid. Pese a esta unificación, su composición seguiría siendo eminentemente flamenca. Grandes compositores renacentistas de los Países Bajos, como Manchicourt, Payen, Rogier o George de la Hèle serían traídos a Castilla para poner su arte al servicio directo de la monarquía. La música creada en esta institución daría vida a las esenciales liturgias y rituales, componentes imprescindibles de este período, donde el ceremonial era un signo de identidad y dominio. En un inicio, contaba con más de cincuenta coristas, número que se vería considerablemente ampliado con el paso del tiempo. Las obras se escribían específicamente para este gran grupo, acorde al fasto y a la pompa que caracterizaban las colosales celebraciones de los Habsburgo. En la carrera de poder con otras cortes, la Capilla no podía quedarse atrás en grandiosidad. Pese a la gran importancia que este grupo de artistas y compositores tuvo en su momento, y su posterior transcendencia e influencia, su música no forma parte del listado de habituales en las programaciones. Increíblemente, una institución que se alzó como faro guía en este momento histórico ahora permanece en el olvido. Por ello, El León de Oro ha llevado a cabo la grabación de un CD dedicado a estas composiciones, poniéndolas así en el lugar que se merecen. Es necesario limpiar el polvo de estas partituras para que puedan volver a iluminar con su sonoridad todo tipo de arquitecturas. El disco y este concierto no deben ser una iniciativa aislada, sino un punto de partida que lleve a los escenarios uno de los fragmentos más brillantes de nuestra historia. Ángel Gavela