Esto es lo que la prestigiosa revista de música británica GRAMOPHONE ha publicado sobre el álbum que El León de Oro acaba de lanzar.

Bajo el título «LA HÈLE Missa Praeter rerum seriem», Fabrice Fitch, editor destacado de la publicación, escribe:

George de La Hèle (1547 86) fue uno de los últimos compositores de los Países Bajos en ocupar un puesto clave en una gran corte europea, en concreto en la de Felipe II, donde había estado precedido como maestro de capilla por Payen y el más conocido Manchicourt y sucedido por Rogier (todos ellos de corta duración). Su serie Missa Praeter rerum se suele mencionar solo en relación con otras obras basadas en el motete tardío enormemente influyente de Josquin, pero tiene un interés más que académico: la adición de una séptima voz nos recuerda la misa de Rore, por supuesto, pero La Hèle sube la apuesta añadiendo otra voz más, como era costumbre en España. A diferencia de Rore y Lassus, permite que el motete de Josquin se desvíe más del alcance del oído, pero por lo demás, se podría decir que su tratamiento imita al misal. Los motetes que la acompañan son de los compositores mencionados anteriormente, varios de ellos en dos secciones; de nuevo, encarnan un clásico estilo motete franco-flamenco que perduró hasta el final del siglo. Los más cortos, el Virgo prudentissima de Payen y la ingeniosa Salve regina de Manchicourt, son los más agradables.

La gran fuerza de esta grabación recae en la transparencia de sus texturas, lo que permite que las partes lleguen por separado, preservando la monumentalidad que tal puntuación obviamente motiva; tanto más notable dado el tamaño del coro, que es grande para los estándares modernos en este repertorio (casi 40). Eso se debe a una dirección sagaz y una acústica brillante, que juntas logran un sonido que evoca fuertemente a Cupertinos. Eso ya es una recomendación suficiente para los amantes de la polifonía ibérica (o incluso franco-flamenca). Los lectores habituales quizás esperasen que dijese que prefiero un timbre más completo y profundo, y por lo tanto un tono más bajo (especialmente para un compositor como Manchicourt), pero la claridad y precisión de estas interpretaciones es muy gratificante.

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