Si el 24 de diciembre podíamos ver a Marco Antonio García de Paz dirigir a la Orquesta y Coro de RTVE por La 2 de TVE, ahora podemos dar por finalizada la Navidad, con varios conciertos de las agrupaciones del #ProyectoLDO por el medio, con un réquiem alemán con la Orquesta y Coro Joven de Andalucía que también García de Paz ha dirigido.
Leed lo que Andrés Moreno Mengíbar escribía para la prestigiosa publicación Beckmesser:
A pesar de las carencias presupuestarias y a pesar de tener que sobrevivir con una estructura orgánica decimonónica y ajena a la realidad, los conservatorios andaluces han alcanzado un esperanzador nivel de calidad en su enseñanza, muestra de lo cual es la existencia de estos dos conjuntos juveniles capaces de abordar con brillantez una obra de la complejidad del Requiem Alemán. Sin duda que la otra parte responsable ha sido Marco Antonio de Paz, el director de coro español de más brillante palmarés en la actualidad. Un palmarés bien merecido a la vista de los resultados conseguidos con ese milagro musical que es El León de Oro o las prestaciones del Coro RTVE. Desde hace poco más de un año se ha hecho cargo también del proyecto coral juvenil avalado por el Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes que, de la mano de su gestor, Manuel Ferrand, sostiene la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
En manos de Marco Antonio de Paz las cuarenta voces juveniles sonaron con un empaste y una calidad tímbrica impresionantes. Las secciones están muy equilibradas y no se aprecia la debilidad en las cuerdas graves habitual en los coros españoles. El inicio de “Selig sind, die da Leid tragen” discurrió con un fraseo muy delicado, abordado a media voz, como un susurro bien sostenido, un susurro que fue creciendo homogénea y progresivamente. La emisión controlada, dosificando la energía, sirvió para seguir fielmente y con precisión las inflexiones dinámicas, con unos soberbios diminuendi. Lo mismo sucedió con el súbito piano en la sección final de “Denn alles Fleisch, es ist wie Gras”, clavado como una sola voz. De Paz estuvo siempre atento a establecer unas texturas transparentes incluso en los pasajes fugados más densos, en los que se pudo seguir con nitidez el devenir de cada una de las voces en el entramado contrapuntístico. Fue la suya una visión más contemplativa que dramática, incluso en los pasajes más agitados a los que, sin perder su garra expresiva, dotó siempre de un matiz de serenidad y de majestuosidad, como en el largo pasaje fugado que remata “Denn wir haben hie keine bleibende Statt”.
Se interpretó en esta ocasión la versión para orquesta de cámara de J. Lincklemann. De Paz tenía aquí el reto de equilibrar el sonido del coro con el de la orquesta de cámara, cosa que consiguió ampliamente, haciendo que la orquesta adquiriese tonalidades cálidas, con un empaste sobresaliente.
Víctor Cruz prestó su voz a los pasajes para barítono. El fraseo estuvo lleno de detalles expresivos, con atención milimétrica a cada acento y una espléndida claridad en la articulación y momentos dramáticos como los de “Denn wir haben hie keine bleibende Statt” o la invocación inicial de “Herr, lehre doch mich”. La voz es contundente en el centro y en el grave, pero en la zona alta va perdiendo redondez y armónicos conforme sube en el diapasón. Paloma Friedhoff atacó con limpieza la primera nota de “Ihr habt nun Traurigkeit” y articuló con precisión toda esa complicada primera frase situada en una peligrosa zona de la voz de soprano. Su timbre refulgente y su manera de expresar se combinaron para cerrar un momento especialmente delicado.