Domingo 20 de febrero de 2022, 18:30h en el Teatro Jovellanos de Gijón.
Peques LDO – Programa «Past Life»
O nata lux – Richard Ewer (1955)
Fervor na brétema – Javier Fajardo (1992)
The Seal Lullaby – Eric Whitacre (1970)
Murasame (The Mists of the Evening) – Victor C. Johnson (1978)
Gnothi Safton – Jim Papoulis (1961)
On suuri sun rantas autis – trad. finesa, arr. Matti Hyökki (1946)
Under the Willow – Stephen C. Foster, arr. Susan LaBarr (1981)
Zai Itxoiten – Javier Busto (1949)
Past Life Melodies – Sarah Hopkins (1958)
Peques LDO con Candela Fernández y Claudia González como solistas
Maite García al piano
Mario Valdés, narración
Elena Rosso, dirección
Notas al programa
Hoy os queremos acompañar en una historia que comenzó hace mucho, mucho tiempo, cuando aún no había nada. Oímos cantos celestiales que nos suenan antiquísimos, Past Life Melodies, como si pertenecieran a una vida pasada, todo estaba oscuro y de repente… se hizo la luz.
El Sol con su fuego lo iluminó todo, O nata lux, luz nacida de luz que ilumina todo lo que nos rodea y nos permite ver, por primera vez. El fuego no solo nos dio luz, también trajo el calor y nos llenó de energía y así es como sentimos el Fervor, un abrazo que nos rodea el alma.
Luego tuvimos el agua y en ella nacieron las primeras formas de vida. En este elemento, muchos animales como nuestra pequeña foca de The Seal Lullaby tienen su hogar y refugio donde dormirse acunados por las olas del mar. Pero el agua también se evapora, y entre las brumas de la tarde, la lluvia cae con Murasame y algo que no habíamos visto nunca comienza a florecer.
La tierra también se llena de vida: bosques, praderas, desiertos, montañas y un habitante que va a ser capaz de adquirir el Gnothi Safton, el conocimiento necesario, para habitar en cada uno de ellos: el ser humano. El tiempo va pasando y el humano envejece también, experimenta sensaciones nuevas, pero no sabe qué son ni como describirlas… ¡sentimientos! y cuando ya es anciano en On suuri sun rantas recuerda la primera vez que las lágrimas rodaron por sus mejillas.
¡Algo tiene que cambiar, uno no puede llorar solo! Y entonces conquistamos el aire. Aprendimos a hablar, a comunicarnos, a describir nuestro alrededor. Ahora puedo contarte que, bajo el sauce, Under the Willow, no se oye apenas ruido y mi amor descansa con sus cabellos mecidos por el viento. O que, aunque tenga miedo, siempre me quedará la esperanza, Zai Itxoiten, como una mariposa blanca que volando ilumina mi camino.
Todo está oscuro otra vez, pero… ¿qué es eso que suena? Parece que son de nuevo esas antiquísimas melodías celestiales, Past Life Melodies, que en su viaje han unido los cuatro elementos, aunque ahora que ya nos sabemos la historia, estamos listos para unirnos a cantar con ellas.